Y después de mucho tiempo una mirada puede cambiar un pensamiento, hacemos las cosas sin pensar y cuando nos equivocamos y no podemos remediar ese error, nos sentimos como perdedores en un universo al que siempre queremos culpar.
Sus ojos eran como mi vida, no podía dejar de pensar en ella y su sonrisa, su olor estaba presente en mi vida cada segundo de mi tiempo, recordar ese sentimiento en el estomago cinco minutos antes de verla, saber que iba a poder tocar sus hermosas manos y besar esas mejillas tan claras, no había duda, ella era el amor de mi vida.
Su cabello era del color del atardecer perfecto, un color que me cegaba, me recordaba aquel primer momento en que la conocí, el día mas especial de mi vida.
Sin embargo sabia que ella no iba a estar a mi lado para toda la vida, ya que ella quería marcharse de mi lado, creí que ella me amaba tanto como yo la amaba a ella, pero la verdad era que no, ella solo lo veía como un juego, si mirada había cambiado, ya no me miraba con los mismos ojos, su corazón le pertenecía a alguien más, yo como cualquier cobarde decidí aceptar lo que ella deseaba, la deje marcharse y jamás pude volver a ver unos ojos tan maravillosos como los de ella. By:Saraa L. Morgan
Sus ojos eran como mi vida, no podía dejar de pensar en ella y su sonrisa, su olor estaba presente en mi vida cada segundo de mi tiempo, recordar ese sentimiento en el estomago cinco minutos antes de verla, saber que iba a poder tocar sus hermosas manos y besar esas mejillas tan claras, no había duda, ella era el amor de mi vida.
Su cabello era del color del atardecer perfecto, un color que me cegaba, me recordaba aquel primer momento en que la conocí, el día mas especial de mi vida.
Sin embargo sabia que ella no iba a estar a mi lado para toda la vida, ya que ella quería marcharse de mi lado, creí que ella me amaba tanto como yo la amaba a ella, pero la verdad era que no, ella solo lo veía como un juego, si mirada había cambiado, ya no me miraba con los mismos ojos, su corazón le pertenecía a alguien más, yo como cualquier cobarde decidí aceptar lo que ella deseaba, la deje marcharse y jamás pude volver a ver unos ojos tan maravillosos como los de ella. By:Saraa L. Morgan
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