Hace mucho tiempo las cosas eran distintas, entre risas, juegos y diversión mis amigos y yo éramos felices.
Cada día era una nueva aventura, cuando el perro no era un dragón se convertía en un elefante, cuando nuestra caja de juguetes no era un escondite, era una nave espacial que nos hacia volar.
Son solo recuerdos bellos que quedan en nuestra memoria y que cuando menos lo esperamos nos hacen sonreír.
Nuestra mejor arma la imaginación, como mejor aliado la libertad y como mejor amigo los dulces.
Aquellos dulces que nos hacían estar despiertos hasta tarde y poder disfrutar más de aquellas hermosas aventuras, aquellos dolores de cabeza que nuestros padres sufrían por no poder dormir.
Era magnifico el poder sentir el aire en nuestro rostro, aquella libertad que sentíamos con solo levantar los brazos, correr y creer que somos aviones y podernos llegar tan lejos como queramos.
Lo mejor de todo es que aquellas aventuras pueden regresar en cualquier momento con solo cerrar los ojos y creer que aun somos esos niños maravillosos, solo disfruten de cada momento y no se olviden de su niño interior. By: Saraa L. Morgan
domingo, 8 de enero de 2012
Nuestra Niñez.
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