"Y de pronto todo se volvió más claro, porque no había nada que la detuviera, sentía por primera vez que iba por el camino correcto, ese camino en el que no importa nadie más que la dulce satisfacción de un alma completamente libre, donde poder levantarse a las 5:00 de la mañana para ir en una locura madrugadora un martes cualquiera sin importar nada, donde esa conversación divertida podría darse en la media noche afuera de la casa de un ser querido, donde por fin, ir a correr para sentir el aire en el rostro y poder observar el dulce amanecer ya no era una molestia, donde un canino se volvió el mejor amigo y fiel compañero, y de pronto sentía que podía conquistar el mundo sin siquiera necesitar la ayuda de alguien, donde de pronto la música la transportaba a un universo sin tiempo y de pronto se sentía libre de bailar sin ritmo a su propio estilo, sin importar nada más que ser feliz, donde sentirse enamorada no dependía de un ser más sino de aceptar que puedes ser diferente pero que nada te debe limitar para ser realmente quien dicta tu corazón, donde sentía que podía amar hasta el ser más pequeñito y entregar el corazón a lo que más la apasionaba, y por fin entendió que podía ser libre con el simple hecho de querer serlo." -Saraa L. Morgan