Sobre el escritor.

Todos tenemos pensamientos, pero jamás serán iguales los tuyos a los míos, podrán ser parecidos pero jamás iguales, se que todos tenemos gustos diferentes pero me es fascinante observar a los demás para saber sus gustos también me gusta demostrar lo que se o mas que eso dejar que las personas lean mis pensamientos ya que el escribir para mi es sencillo, fácil, es por eso que demuestro mis emociones a través de estas líneas. By: Saraa L. Morgan

jueves, 3 de junio de 2010

El Atardecer mas maravilloso.



Era un día caluroso, hacía ya un mes que el verano había llegado, estaba sentado sobre un tronco que yacía en la orilla del mar, el tronco estaba demasiado pesado por eso el agua no podía llevarlo, mientras observaba a algunos niños jugar me pregunté ¿Por qué para ellos es tan fácil ser felices?, al parecer, había pensado en voz alta pues una chica que pasaba por ahí me dijo: “es que ellos no se hacen tantas preguntas, solo disfrutan el momento”. La chica sonrió, estaba hermosa debo admitir, alta, cabello negro y muy largo, blanca como las olas, tenía puesto un vestido azul turquesa que le llegaba a las rodillas, unas piernas bellísimas, sostenía sus zapatillas y jugaba con la arena mientras movía los pies, unos ojos que me hicieron soñar al verlos. La chica rápidamente se sentó a mi lado y comenzó a hablar sobre cosas de la vida, tranquilo sonreí y comencé a escucharla, mientras hablaba con tan dulce voz...
    “Supuestamente todos vinimos al mundo por una razón, la mayoría de las personas dicen que es solo para vivir y aprender, pero no es así, nosotros vinimos para ser felices sin importar lo que nos esté pasando, la sociedad marco que las mujeres deben estar en casa atendiendo a los hijos, limpiando, cocinando, los hombres deben trabajar, dar dinero, mantener a la familia, los ancianos tienen que sostenerse y si no pueden de preferencia que los metan a un asilo, a los jóvenes los mandan a hacer su servicio militar, para que se hagan "Hombres"; supuestamente así es, pero ¿y los niños? ¡ah!, a ellos no se les asigna nada, no según la sociedad en la que estamos, ellos pueden hacer libremente lo que deseen, libres de preocupaciones, libres de responsabilidades, ellos no tienen de que preocuparse, ¿Es por eso qué son felices?, pregúntome yo, pero no, no es sólo por eso que lo son, los niños son felices porque no se hacen preguntas típicas y tontas que los mayores nos hacemos, cuando un niño comienza a querer responderse sus más grandes dudas, en ese preciso momento, deja de ser niño...
¿Qué hay de las preguntas que hacen para conocer más? pregunté con mucha curiosidad y pena por a verla interrumpido, la chica me miró y sonrió, su mirada fue la típica que las mujeres siempre suelen hacer como queriéndonos decir "Que ingenuo eres pequeño", ¿Por qué las chicas siempre se refieren a nosotros con diminutivos?

   “Las preguntas para conocer las cosas, esas no son las típicas preguntas de un mayor, eso sólo es para comenzar a vivir, ¡Concéntrate!, no te confundas. La chica sonreía mientras me miraba, el agua mojaba nuestros pies en aquel momento, miré a mi alrededor y noté que ya no había niños, empezaba a obscurecer, volteé, mire a la chica mientras ella tenía su mirada perdida al final del mar, yacía el atardecer a lo lejos, el sol se ocultaba lentamente, el cielo tenía un color rojizo, el cielo nunca antes había estado tan hermoso como aquel día, era perfecto, una chica hermosa con la cual podía filosofar acerca de la vida, el atardecer, sentados juntos mirando la puesta de sol, escuchando las olas del mar, escuchábamos a las gaviotas que volaban por el lugar, todo tan tranquilo, era como un sueño, cuando de repente la chica a mi lado suspiró profundamente, su suspiro fue tan largo y tan lento que se me hizo una eternidad, ¿Qué tienes? pregunté inmediatamente. “¡Calla!, disfruta...
Regresé la mirada hacia la puesta de sol preguntándome que iba a pasar después de esa tarde, no tardo mucho en que el sol no alumbrara más al cielo, la chica se levantó, me miró a los ojos y dijo: “Hay momentos en los que tienes que callar y aprender a escuchar.”
Tomó sus pequeñas zapatillas se dio media vuelta y se marchó, sin decirle nada observé cómo se marchaba, ella comenzó a tararear "Tomorrow never knows" casualmente mi canción favorita, ¿Sería el destino o simplemente pura casualidad?, no lo sé pero desde ese día concentro mi atención en observar y escuchar. By: Saraa L. Morgan

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